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Posts Tagged ‘Dulce de leche’

Hoy quiero escribir sobre uno de los flagelos más terribles que aqueja a hombres y mujeres de este tiempo: los tuppers. (Si la revista BLa tiene un acuerdo comercial con TupperWare, lo siento, esto sale así como está.) No importa la marca, no importa si es un tacho de helado Crufi. Le digo “no” a los recipientes de plástico para comida. Se venden como una maravilla, con la promesa de conservar mejor nuestra comida y hacernos la vida más fácil. Una falacia grande como una casa.

Tupper1
El problema es que las herramientas del engaño están bien diseñadas. El tupper, en la góndola del supermercado, es brillante y colorido. Algunos hasta tienen un relojito en la tapa para que marquemos la fecha (nadie lo usa), y la variedad de formas y tamaños pueden generar la ilusión de que estamos comprando un objeto de diseño. My god.
No pasan dos semanas que los colores pierden brillo y se empastan unos con otros, el plástico transparente se vuelve gris y opaco. En cajones y placares, tapas y recipientes se entreveran y nunca coinciden unas con otras. Esto me recuerda a la cocina de un semanario donde trabajé un tiempo, donde había una caja a donde iban a parar los tuppers olvidados. Era horrible. El cementerio de los tuppers. Cada vez que pienso en esa imagen me corre un escalofrío por la espalda.
Antes que me tilden de radical (que lo soy, en algunas cosas), déjenme aclarar que entiendo perfectamente que son prácticos y no se rompen. Está bien, pero hagamos un trato: tuppers, sólo para transporte de la vianda al trabajo. Y punto. Mantengámoslos a raya. El exceso de plástico en la cocina no es bueno. A mí me da escozor. En casa, para conservar alimentos tenemos a mano una tecnología milenaria que nunca pasa de moda: el vidrio.
No sé cuál es la base científica para que los alimentos se conserven mejor en envases de vidrio (prometo averiguarlo), pero está claro que no sólo duran más sino que también saben mejor. Prueben si no la Coca-Cola o el dulce de leche en envase de vidrio. Para guardar en la heladera lo que siempre va a parar a un tuppers, alcanza con dos platos, uno abajo y otro como tapa. También existen recipientes de cristal de todo tipo y color. Además, a nuestra casa llegan recipientes de vidrio todo el tiempo que podemos usar. Mi provisión viene de los envases del café instantáneo –sí, todas las mañanas me hago un Nescafé batido con leche– y los frasquitos de aceitunas y cornichons. Vienen bárbaro para guardar un resto de salsa o un sobrante de ensalada. Los dejo por hoy pero háganme el favor: ¡menos plástico!

Hasta la próxima.

  • Nuestro lifestyle consultant residente, Jean Font de Bon, está preparando su segundo libro, 1001 recetas que hay que cocinar antes que un meteorito destruya la Tierra, y esta semana señó una casa en Punta del Diablo para la segunda quincena de enero. Su blog, Saberes para el buen vivir, se actualiza todos los viernes.

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